La Adoración, causa de la Gran Batalla
Satanás actuó mostrándose de manera sutil y mostrándose con verdad, pero por detrás con una fuerte mentira.
La música es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, armonía y ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos.
Según la Biblia y el Espíritu de Profecía la música fue creada para adorar al Dios del universo: “A todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”. (Apocalipsis 5:13). En estos versículos vemos que la alabanza, honra, gloria y poder se la debe entregar a Cristo, por los siglos de los siglos, esto desde la eternidad y por la eternidad.
En el cielo se oían las más maravillosas alabanzas cantadas por el coro celestial, y dirigidas por un querubín grande y protector. Pero humanamente inexplicable entra la maldad en el corazón de Lucifer entonces se desata la gran batalla “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles” (Apocalipsis 12:7-9). ¿Te has puesto a pensar en qué consistía esta batalla? La respuesta podemos encontrarla en el mensaje del primer ángel “En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas! (Apocalipsis 14: 6, 7). Si analizamos estos versículos nos daremos cuenta que la gran batalla es entorno a la adoración.
Desde tiempos remotos se ha venido desarrollando una crisis entre Cristo y satanás, una lucha por el poder y la adoración por parte de satanás y sus ángeles adeptos que creyeron en el engaño de este astuto enemigo de Dios. Y así sucesivamente esta batalla se ha desencadenado con mayor fuerza en nuestro planeta tierra, el cual con cada día que avanza más y más hacia el término de su existencia, este enemigo se aferra a sus artimañas y agentes diabólicos. Así podemos comprobar que a nuestro mismo Señor Jesucristo en el desierto, antes de comenzar su gran ministerio terrenal lo tentó en pedirle tributo y adoración. “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te lo daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adoraras, y a él sólo servirás” (Mateo 4:8,9).
¿Qué nos quiere señalar Dios en estos versículos?...Es clara la palabra de Dios en cuanto a la batalla que existe por la adoración; constantemente el diablo busca la manera de atraer hacia si mismo adeptos que acepten y gusten de sus composiciones. Es por eso que Cristo mismo lo dice en el momento de mayor debilidad física, pero con una enorme fortaleza espiritual que sólo a él se le debe rendir honores, tributos y loor.
Al recorrer la Santa Biblia, la palabra de nuestro gran YO SOY, nuestro Señor Jesucristo, menciona que a través de todas las edades, ha llamado a personas para que lo obedezcan y lo amen de todo corazón, mente, cuerpo, fuerzas y espíritu; pero no todos aceptan su llamado “Porque muchos son llamados, y pocos los escogidos” (Mateo 22:14), la oportunidad que Dios les brinda para pertenecer al pueblo fiel y santo que él escogió para representar su nombre aquí en la tierra, simplemente rechazan la oportunidad y a Cristo mismo.
En un principio cuando Dios creó a Adán y Eva, su propósito era vivir eternamente adorando al Creador del universo y de sus vidas, pero al entrar el pecado, al entrar la obra seductora y engañadora del enemigo, todo comenzó en decadencia espiritual, moral, física y social, lo cual produjo un grave y triste suceso para nuestro primeros padres; Caín no acepta la ofrenda que Dios les pedía a él y a su hermano, él pretendía dar lo mejor que él pensaba, pero Dios lo rechazó, y si aceptó como olor grato de obediencia y lealtad la ofrenda de Abel (Génesis 4:3-8). De esta manera se divide la raza humana en los seguidores fieles a Dios (Set, sucesor de Abel) y los que rechazan la gracia y el amor de Dios a través de sus mandamientos divinos y eternos (Caín).
Una vez que entró el pecado y la maldad en el corazón de la humanidad, comenzó una rebelión dentro de sí, en donde cada ser tomó su propia decisión de seguir o no a Dios, de adorarlo y alabarlo o no, dejándose llevar por sus inclinaciones y costumbres que los rodeaban. De esta manera satanás aparentemente logra su objetivo de destruir la perfección de Dios, de eliminar a la raza humana de los planes divinos, de comprobarle a los otros mundos que la Ley de Dios es imposible respetarla y obedecerla; pero Dios, la trinidad misma, Padre, Hijo y Espíritu Santo ya contaban con un plan de salvación y redención para la humanidad, la muerte de Cristo, El Hijo de Dios, el cual logró vencer a su gran adversario, condenándolo por la eternidad a la muerte eterna por su propia decisión que fue sentenciada en la cruz (Génesis 3:15).
Este adversario, anteriormente conocido como Lucifer (lucero de la mañana o portador de luz) poseía características majestuosas. “Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste, en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor…” (Ezequiel 28:14, 15, 17). Una de las características y dones que poseía era el canto, él era el responsable de dirigir el coro celestial para adorar al Creador, a Jesús, pero una vez en rebelión, este don lo utilizó como herramienta de adoración hacia él.
Antes de su caída, “Satanás había dirigido el coro celestial. Había dado la nota; luego toda la hueste angélica se había unido a él, y entonces en todo el cielo habían resonado acordes gloriosos en honor de Dios y de su amado Hijo”. (La Historia de la Redención, página 25, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1981). Desde su expulsión Satanás ha pervertido con frecuencia la música y la ha transformado en instrumento seductor de la tentación. “Pero, debidamente empleada es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos hacia temas más nobles, y a inspirar y levantar el alma” (La Educación, 167).
La voz es un don destinado a ser una bendición. “La voz humana expresada en canto constituye uno de los talentos dados por Dios y que deben emplearse para su gloria. El enemigo de la justicia utiliza provechosamente ese talento a su servicio. Y lo que es un don de Dios, dado para bendecir las almas, es pervertido, mal aplicado y sirve a los propósitos de Satanás. Este talento de la voz es una bendición si se consagra al Señor para servir a su causa”. (El evangelismo, página 363, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1975).
De esta manera el diablo ha logrado cautivar a millones de personas a través de la historia de este mundo, y cada día que avanza logra captar la atención de cristianos y no cristianos.
Así, es como comenzaron las tribus y los pueblos de la antigüedad a crear su música, adorando a otros dioses, y hasta el mismo Dios de los cielos con tradiciones paganas, rituales, ceremonias de sacrificio, muerte, entre otros sucesos más. Muchos hoy en día aceptan la música étnica y cultural de otras naciones como parte de la educación, pero cabe recordar que el origen de las naciones fue producto del pecado, ya que el propósito de Dios era ser una gran nación pura y santa desde el Edén. “Dios creó al hombre para la gloria divina, para que después de pasar por la prueba y la aflicción la familia humana pudiera llegar a ser una con la familia celestial. El propósito de Dios era repoblar el cielo con la familia humana” (1 CB 1096). Por lo tanto debemos recordar que la música que fue creada para representar e identificar a una nación (folklórica), se dio origen en naciones paganas, las cuales conocemos hoy en día como estilos musicales, tales como: Tango, cueca, merengue, salsa, reggae, blue, pop, rock y sus derivados, reggaeton, tecno, country, heavy metal, vals, flamenco, rap, hip hop, balada, cumbia, bolero, entre otros. Pero para Dios esto es abominación, ya que sólo a él se debe rendir homenaje en alabanza y adoración. “Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Corintios 6:17).
A través de este texto nos indica explícitamente que si anhelamos que Dios nos bendiga, si deseamos ser hijos e hijas verdaderos y fieles y ser reconocidos por él como parte de su pueblo y para que él pueda ser nuestro Dios y Señor de nuestra vida, debemos cuidar lo que ingresa o sale de nuestra alma, debemos abandonar lo que el mundo nos ofrece aparentemente tan llamativo y atractivo, es así como actuó satanás frente a Eva, mostrándose de manera sutil y mostrándose con verdad, pero por detrás con una fuerte mentira, lo cual mancha todo y es del diablo.
Entonces, si analizamos un poco más a fondo el tema, Dios nos indica que: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2: 15-17).
Es hora de despertar, es hora de reflexionar en este documento que Dios ha permitido publicarlo, ya no debemos dejar pasar mayor tiempo, debemos purificarnos del pecado del mundo y de lo que el enemigo de Dios ha creado para rendirle homenaje a su nombre, si somos de Dios demostremos por amor a todo lo que Él ha hecho, hace y hará por nosotros. No permitamos que la música del mundo contamine nuestra alabanza a Dios, no permitamos mezclarnos con lo mundano y convertirlo en santo, si somos de Dios, haremos lo que a Dios le agrada, o sino somos del diablo, solo hay dos caminos, no dejemos que la música nos atrape y manche nuestras alabanzas, las cuales en el cielo entonaremos con pureza, sin mancha, sin contaminación, inmaculadas.
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- Michele Spinelli Barria, es profesor de Biología y Ciencias. Actualmente es anciano de la Iglesia Adventista de 7º Día – O’Higgins, Valparaíso, Chile.
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