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Apostasía en la Iglesia Adventista

La iglesia de Dios
(La iglesia de Dios identificada - parte I)

ES PROBABLE QUE UNA DE LAS tendencias más peligro­sas que poseemos como seres humanos sea la de sacar conclusiones antes de tener suficiente información. La razón por la que es tan peligrosa es porque una vez que nos hemos establecido en una posición y la comparti­mos con otros, el orgullo de la opinión se convierte en el mayor obstáculo para el cambio, aun cuando luz adi­cional lo exija. Por lo mismo, la fortaleza de la convic­ción que podría haberse adherido a la verdad a través de un estudio adecuado se dedica tercamente al error con el propósito de no pasar vergüenza.

Jamás había visto esta tragedia espiritual más gráfi­camente ilustrada que en el caso de un hombre llama­do Brian.

Cuando conocí a Brian parecía ser un cristiano adventista del séptimo día muy sincero y devoto. Como yo, él también era recién convertido. Y como yo, tam­bién estaba luchando con los problemas de la iglesia y tratando de comprender cuál era la voluntad de Dios al respecto.

-Voy a estudiar el tema-me aseguró.

Y así lo hizo... hasta cierto punto.

Pocos meses más tarde me reuní nuevamente con Brian.

-Ty, he llegado a una conclusión referente a este pro­blema de la iglesia.

-Oh, sí; ¿cuál es? -le pregunté, ansioso de saber.

-He encontrado algunas declaraciones del espíritu de profecía que son tan claras, que nadie tiene por qué estar confuso.

Por cierto que yo no deseaba estar confuso más tiem­po. Y si había algunas declaraciones inspiradas que aclararan definitivamente el asunto, yo quería leerlas.

-Muéstramelas, Brian.

-La primera se encuentra en los Hechos de los apóstoles, pág. 10. Escucha: "Desde el principio, las almas fieles han constituido la iglesia en la tierra". Eso es bien claro, Ty. Únicamente almas fieles constituyen la igle­sia de Dios en la tierra.

-Aquí está otra -continuó-, y es incluso más clara:

"Dios tiene una iglesia. No es la gran catedral, ni tam­poco es la religión nacional, tampoco las diversas de­nominaciones; es el pueblo que ama a Dios y guarda sus mandamientos... Donde Cristo está, aun entre los pocos humildes, está la 'iglesia de Cristo, porque sólo la presencia del Alto y Sublime, que habita la eterni­dad, puede constituir una iglesia" (Upward Look, pág. 315).

-Las palabras no podrían ser más claras -dijo Brian cada vez más atrevido por su descubrimiento-o Nin­guna denominación es la iglesia de Dios, yeso inclu­ye a la denominación Adventista del Séptimo Día. Sólo aquellos que aman a Dios y que guardan sus manda­mientos forman la verdadera iglesia. ¡Asunto conclui­do! Eso es lo que dice claramente el espíritu de profe­cía.

Y así lo dice en efecto. Pero no es todo lo que dice, según veremos.

En pocos meses, Brian había compilado todas las citas que pudo encontrar, que identificaban a la iglesia de Dios como compuesta por almas fieles. Su compila­ción incluía también una cronología de las declaracio­nes arregladas de tal modo que probaban que la Iglesia Adventista del Séptimo Día había agotado su tiempo de gracia y que se había convertido en Babilonia. El publi­có sus hallazgos en un libro y vendió miles de copias. Pronto estaba viajando por todo el planeta promovien­do su libro e invitando a la gente a separarse de la igle­sia organizada.

Si bien la compilación de citas de Brian le parecía conclusiva a él, no lo era para mí. Yo había leído pre­viamente muchas de las citas que Brian puso a mi con­sideración. Pero también había leído otras igualmente inspiradas que hablaban de "la iglesia" en forma dife­rente. Declaraciones como ésta:

"Aunque existen males en la iglesia, y los habrá hasta el fin del mundo, la iglesia ha de ser en estos pos­treros días luz para un mundo que está contaminado y corrompido por el pecado. La iglesia, debilitada y defi­ciente, que necesita ser reprendida, amonestada y aconsejada, es el único objeto de esta tierra al cual Cristo concede su consideración suprema" (Testimonios para los ministros, pág. 49).

La misma autora inspirada que escribió palabras para describir "la iglesia" de Dios como "almas fieles", escribió diciendo que "existen males en la iglesia, y los habrá hasta el fin del mundo",

Si ponemos sencillamente estas citas la una al lado de la otra, parecen presentar una clara contradicción. ¿Cómo podría la iglesia estar compuesta sólo de almas fieles y al mismo tiempo tener males existentes dentro de sus fronteras? Mediante un estudio más completo puede uno hallar una total armonía entre los dos gru­pos de declaraciones.

Hay dos usos del término "la iglesia" en el espíritu de profecía. A veces Elena de White habla de la iglesia como de una persona muy honesta y fiel sobre la tierra, no importa cuál sea la nación o la denominación. Brian ha llamado nuestra atención a citas que expresan esta verdad. En un sentido amplio y abarcante. Dios ve una iglesia en la tierra que nosotros no vemos, porque él lee cada corazón. "Conoce el Señor a los que son suyos" (2 Tim.2:19).

Note la fraseología de este pasaje:

"A pesar de las tinieblas espirituales y el alejamiento de Dios que se observan en las iglesias que constituyen Babilonia, la mayoría de los verdaderos discípulos de Cristo se encuentran aún en el seno de ellas" (El con­flicto de los siglos. pág. 441).

Desde la perspectiva divina, la vasta mayoría de sus "verdaderos seguidores" son miembros de las diversas iglesias que constituyen Babilonia. Es por eso que Dios se refiere a ellos en forma afectiva como "mi pueblo" cuando los llama a salir de Babilonia (véase Apoc. 18:4). Con nuestra limitada visión humana no podemos saber quién es quién. Sólo Dios ve a todos sus fieles en todo el mundo. En este sentido, podríamos decir que Dios tiene una iglesia invisible, obviamente suya, pero oculta de nuestra vista por el momento.

Pero este no es el cuadro completo con respecto a la iglesia de Dios en el espíritu de profecía. Si bien Elena de White enseña claramente que Dios tiene una iglesia invisible, compuesta únicamente de almas fieles, reco­noció al mismo tiempo que Dios también tiene lo que ella llama "la iglesia visible" (Testimonies. tomo 4. pág. 16).

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- Ty Gibson, es director asociado de Light Bearers Ministry que tiene sus oficinas en el noreste de Washington.
- Autor del valiosísimo libro: “Si hay apostasía en la iglesia, ¿Debemos abandonar el Barco?”
 
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